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Wabi-Sabi

Actualizado: 26 abr 2020

Encontrar belleza en las imperfecciones.


Este concepto japonés se basa en la aceptación de que: nada dura para siempre, nada está terminado, nada es perfecto, y eso es algo bueno.

Es una manera de ver la vida. Celebra los estragos del tiempo.

Las abolladuras y los arañazos que llevamos son recordatorios de la experiencia. Eliminarlos sería ignorar las complejidades de la vida.

Retener lo imperfecto, reparando lo que está roto y aprendiendo a encontrar la belleza en las fallas...


Las palabras «wabi» y «sabi» no tienen una tradución sencilla. Inicialmente «wabi» era un concepto que tenía que ver con la soledad, con el hecho de vivir en la naturaleza y lejos de la sociedad, mientras que «sabi» es un concepto relacionado con lo «frío», «flaco» o «marchito». Sin embargo, estos conceptos fueron evolucionando a lo largo del tiempo hasta alcanzar el significado actual. Así, «wabi» es ahora la representación de la simpleza rústica, la elegancia subestimada, la frescura o la quietud mientras que «sabi» es la belleza o la serenidad que aparece con la edad, cuando la vida del objeto se hace evidente en su desgaste o en los arreglos visibles.


Dicho punto de vista está frecuentemente presente en la sociedad japonesa, en forma de elementos de aspecto natural o rústico que aparecen en los objetos cotidianos o en algunos elementos arquitectónicos.

El wabi-sabi combina la atención a la composición del minimalismo, con la calidez de los objetos provenientes de la naturaleza.


El wabi-sabi ocupa la misma posición en la estética japonesa que en Occidente ocupan los ideales griegos de belleza y perfección.


Andrew Juniper afirma que:

Si un objeto o expresión puede provocar en nosotros una sensación de serena melancolía y anhelo espiritual, entonces dicho objeto puede considerarse wabi-sabi.

Richard R. Powell lo resume diciendo que:

Ello (el wabi-sabi) cultiva todo lo que es auténtico reconociendo tres sencillas realidades: nada dura, nada está completado y nada es perfecto.


Aunque esta filosofía puede ser apreciada en muchos aspectos de la vida, pocas cosas pueden capturar la esencia del wabi-sabi mejor que la cerámica japonesa, donde los objetos con mayor valor usualmente están agrietados, descoloridos, e incluso incompletos. Un claro ejemplo del wabi-sabi es el arte del kintsugi, donde la cerámica agrietada es reparada usando laca de oro como forma de mostrar la belleza en el daño, en lugar de esconderlo.





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